El motivo de una acción es lo que le dota de significado. En uno de nuestros post anteriores hablamos sobre ello, sobre el motivo de dedicarnos a la restauración de orfebrería y lo que significaba para nosotros.
Esta vez queremos contaros cómo ésta artesanal práctica ha llegado hasta nuestros días.
La conservación y restauración de piezas es una actividad que busca capturar dicha pieza en su estado inicial y que perdure por más tiempo.
Se lleva a cabo sobre obras de bienes culturales para protegerlas y rescatarlas.
Cada pieza tiene un proceso muy arduo y cuidadoso en el que prima el respeto por la obra, autor y materiales.
Estas actividades de restauración, como actividad pública y profesional, se remontan al siglo XIX. Durante la edad media y el renacimiento las tareas de restauración eran realizadas por artesanos
Michael Faraday comenzó a estudiar los efectos nocivos del medio ambiente en las obras de arte. El desarrollo de esta práctica fue de la mano de F.Rathgen, quien desarrolló un enfoque científico para el cuidado de los objetos de las colecciones de un museo en Alemania. Este es un dato curioso porque F.Rathgen fue el primer químico de la historia en ser contratado en un museo y a partir de ahí, ideó su estudio.
Y durante el siglo XX, la ciencia ha ido apoyándose en elementos y productos físicos, químicos y biológicos para experimentar y fabricar productos que detienen la degradación de los materiales.
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